Manar
Ya se va viendo la margen del final del ciclo.
Dicen que antes de Colón y todas esas guarradas, varios notaron la redondez del mundo cuando los caballos cargados de guerreros desaparecían en el horizonte de los pies a los cascos como si bajaran a nivel escalonado. Acá la cosa no cambia cuando se ve la curva final del remolino cercado con púas de una mala sucesión de tiempo, o buena -pero con mal final-.
La pintura ayuda a que los bordes malditos de las rupturas no se sientan tanto, es pura decoración para el alma y un buen comienzo a seguir.
Pintado con NOMADA, unimos nuestras alas hoy, rápido pero intenso. Yo ya me voy VOLANDO.
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